ARGUMENTOS INÚTILES
Texto Base 2ª
Cor.10:1-11
1Yo
Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente
ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con
vosotros; 2ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar
de aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra
algunos que nos tienen como si anduviésemos según la carne. 3Pues
aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4porque las
armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se
levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo, 6y estando prontos para
castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.
7Miráis
las cosas según la apariencia. Si alguno está persuadido en sí mismo que es de
Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también
nosotros somos de Cristo. 8Porque aunque me gloríe algo más todavía
de nuestra autoridad, la cual el Señor nos dio para edificación y no para
vuestra destrucción, no me avergonzaré; 9para que no parezca como
que os quiero amedrentar por cartas. 10Porque a la verdad, dicen,
las cartas son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra
menospreciable. 11Esto tenga en cuenta tal persona, que así como
somos en la palabra por cartas, estando ausentes, lo seremos también en hechos,
estando presentes.
Introducción
Al observar el epígrafe que encabeza este
pasaje en muchas de nuestras Biblias Reina Valera 60, veremos que nos induce a
pensar que el Apóstol Pablo está tratando de plantear una apología (defensa) de
su ministerio. Debido al conflicto existente entre judíos y gentiles, es decir,
aquellas personas que no pertenecían a la familia física de Israel, y que era
un problema bastante fuerte que impactaba a la sociedad de la época junto a
corrientes “teológicas diversas” como Fariseos, iglesias legalistas, iglesias
liberales (como Corinto año 50 dC.), místicos como los esenios, Ortodoxos, gente
conservadora como los saduceos que era
un grupo poderoso, conformado por la aristocracia laica de la época.
Todas ellas manifestaciones nacientes del cristianismo en su etapa primigenia
(2º viaje misionero 48-51 dC.). Porque principalmente, se pensaba que el
mensaje del evangelio, las buenas nuevas de Dios, eran solo para Israel,
excluyendo del todo al resto del mundo conocido de la época. Situación que,
podemos observar claramente en pasajes tales como "A estos doce envió
Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de
samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la
casa de Israel" (Mateo 10:5-6). Más Pablo, planteaba que este mensaje era
de carácter Universal al decir: "Porque no me avergüenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego" (Romanos 1:16).
A este énfasis que hace el Apóstol Pablo
no me quiero referir, tampoco me referiré a los principios de “guerra
espiritual” con que se suele estudiar muchas veces este pasaje. Ya que estamos en una maravillosa sección que trata
con aquella lucha (la guerra espiritual), que tienen y que han tenido que
llevar a cabo los creyentes de todos los tiempos.
Pablo tenía una gran perspectiva del campo de batalla
en su totalidad. Había que obtener el cielo, y evitar así, ir al infierno. Y de
esa manera es como Pablo actuó.
Sin embargo, deseo poner el acento en “todos
aquellos argumentos” tan diversos que se suelen esgrimir dentro
de cualquier congregación, con el fin de “Oponerse” a los propósitos y
planes de Dios y que hacen tanto daño en las congregaciones ya que tienden a
dividir o hacer desaparecer la obra y el avance de las iglesias. Argumentos que no construyen,
que no edifican y por tanto, no honran al Señor y menos son de bendición.
Y en este sentido, es necesario recalcar que muchos de
los conflictos dentro de las iglesias, ya sea del pastor con algún hermano o
hermana, o de algún líder de la iglesia, miembros de ella con otros, se deben
generalmente a que cada uno de ellos entiende “a su manera” el evangelio o los asuntos más
domésticos de este, y por tal motivo, piensan que por esa razón todos los demás
están total y absolutamente equivocados, confundidos y errados, y que con “suerte”, podrían llegar a ser
considerados por el Señor para alguna tarea o ministerio y en casos más
extremos, que estos pudiesen alcanzar la salvación.
Por tanto, todo tipo de “argumentos”, según
este pasaje de “Las Sagradas Escrituras”, se transforma en una “Fortaleza”. Por
lo que bien debemos hacernos la pregunta: ¿Cómo podemos derribar este tipo
de fortalezas?.
Les invito a considerar este tema a la luz de
la Palabra de Dios…
I) Derribando argumentos y toda
altivez (v5).
-
Siempre
se ha presentado este pasaje como la base de la guerra espiritual, y una guerra
espiritual implica que tenemos un enemigo que es espiritual, y un enemigo
espiritual requiere armas espirituales.
-
Según
2ª Cor.10:1-11 Las armas espirituales son para destruir fortalezas tales como:
argumentos en contra de la Fe verdadera, muestras claras de Altivez y Orgullo,
por tanto, desobediencia a las enseñanzas de Cristo.
-
Destrucción
de Pecados tales como el ORGULLO, la ALTIVEZ. El sentirse superior a los demás,
en donde YO solo tengo la razón y
todos los demás están tremendamente equivocados. Pecados que producen tremendas
heridas y grandes divisiones dentro de las Iglesias, por lo que se daña
gravemente la comunión dentro del cuerpo de Cristo.
II) Usando las armas espirituales
-
Debemos
llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, porque todo pensamiento, todo argumento, todo pacto
o doctrina que se establece en pecado, es una fortaleza que se levanta contra
nuestra libertad interior.
-
Vivimos
en guerra de manera literal en nuestro Cerebro (nuestra cabeza), dormimos mal,
pasamos todo el día enojados, no tenemos paz interior, nos agotamos y
estresamos, en síntesis, nos enfermamos.
-
Con las armas espirituales, Dios nos da el
poder para vencer y renovar nuestros pensamientos, pero debemos someternos al
Señorío de Cristo de manera obediente.
El apóstol nos da
luces claras de cómo podemos usar estas armas… menciona una estrategia que
consta de tres partes:
i)
Derribando argumentos y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios,
ii)
Llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo, y
iii)
Estando prontos para castigar toda
desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.
Efesios 4:17-24 nos declara:
"Ya no andéis así como andan también los gentiles. En la vanidad de su
mente, entenebrecidos en su entendimiento. Excluidos de la vida de Dios por
causa de la ignorancia que hay en ellos. Por la dureza de su corazón; y ellos
habiendo llegado a ser insensibles se entregaron a la sensualidad para cometer
con avidez toda clase de impurezas. Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo
de esta manera, si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en Él. Conforme
a la verdad que hay en Jesús, que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir,
os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y
que seáis renovados en el Espíritu de vuestra mente, y os vistáis del nuevo
hombre, el cual en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad
de la verdad" (BdLA).
El
apóstol Pablo claramente señala, que la primera parte de este proceso, muchas
veces doloroso, consiste en “derribar todo argumento que se levanta contra el
conocimiento de Dios”. Esto quiere decir, presentar evidencias claras y
contundentes de que las posiciones u objeciones de cualquier persona o grupo
dentro de la iglesia local “no están conforme” a la Palabra de Dios, no
tienen ni poseen ningún sustento bíblico. De hecho, como creyentes, debemos
defender cualquier postura u opinión divergente a la de otro hermano o hermana
con una total y absoluta mansedumbre y ternura, “hasta las lágrimas”, de
modo que en cada momento se haga énfasis en la pureza doctrinal y en el amor de
Dios que nos creó, como si lo hiciésemos para el Señor (Col 3:23).
III) Permitámonos ser Renovados –
Conociendo a Dios en intimidad
-
Renovados,
transformados (Metanoia). La renovación del "Espíritu de vuestra
mente" es un proceso espiritual mediante la obra del Espíritu Santo que
opera con "la verdad que es la palabra de Dios que desplaza al viejo
hombre para dar lugar al nuevo hombre y hacerlo libre.
-
Pablo
insiste en su autoridad como apóstol. Y su propósito era el crecimiento
espiritual de ellos, la iglesia, fortaleciéndoles en la fe, y algo bien importante,
él no deseaba su destrucción.
-
Gálatas 4:19
nos declara: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta
que Cristo sea formado en vosotros…” nos habla de la preocupación que existe en
el corazón de Dios por vernos madurar en la fe.
-
Jer 9:13 Dijo Jehová:
Porque dejaron mi ley, la cual di
delante de ellos, y no obedecieron a mi
voz, ni caminaron conforme a ella;
-
Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas
alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. (Jer 9:23-24).
-
“Conocerme”,
quiere decir: Aquel que tiene intimidad con el Señor y quien así le conoce, no
podrá presentar argumentos en contra de Cristo y de sus propósitos para
nuestras vidas, para ya no ser desobedientes a Dios y a su Palabra, para que
haya restauración y sanidad en nuestras vidas y en la Iglesia.
-
Por
que todo argumento está en contra de la obediencia a Cristo y éstos solo traen
destrucción y división en la iglesia.
-
Aquellos
a quienes Dios se manifiesta no pueden hacer otra cosa que vivir para El y
consagrarse espontáneamente. Cuando Dios se aparece a una persona, ésta empieza
a vivir totalmente para El, Todo argumento es destruido.!!
Conclusión
Dado
que la caída del hombre, la desobediencia, el pecado mismo y todo argumento
humano han retorcido dramáticamente nuestra existencia física y nuestro ser
integral llevándonos a desgastarnos en asuntos que no tienen validez alguna
ante Dios. Con nuestra regeneración o nuevo nacimiento, ha de comenzar la
verdadera restauración de todo nuestro ser. A esta restauración ha de influir
todo lo de buen nombre que alabe a Dios, que exalte a Cristo como Señor y que
sea de buen testimonio, esto producirá en nosotros cambios de vida debido a la
fidelidad que vayamos teniendo a la Palabra de Dios. Seremos por tanto,
santificados por ella, y esto tendrá un efecto en la totalidad de nuestro ser.
Isaías 65:20 nos dice que, a medida que todo el mundo llegue a estar bajo el
señorío de Cristo nuestro rey, nuestra expectativa de vida será incrementada
dramáticamente. Debido a que la santidad y la justicia o rectitud son vida, la
vida en Cristo produce cambios en la salud y en la expectativa de vida del
hombre, y en el clima (Deut. 28:12), lo que produjo el pecado, maldición
y muerte en la naturaleza, se ha de transformar en bendición y vida eterna en
cada uno de los que vivan de acuerdo a los preceptos y principios de la Palabra
de Dios.
Les bendice.
Sergio Eduardo Contreras Peralta
Comentario de
Matthew Henry
Vv. 1—6. Mientras otros tenían en menos al
apóstol, y hablaban de él con escarnio, él pensaba y hablaba humildemente de
sí. Debemos estar conscientes de nuestros males y pensar humildemente de
nosotros, aunque los hombres nos lo reprochen. —La obra del ministerio es una
guerra espiritual contra los enemigos espirituales y con objetivos
espirituales. El poder exterior no es el método del evangelio, sino las
persuasiones sólidas, por el poder de la verdad y la mansedumbre de la sabiduría.
La conciencia es responsable de rendir cuentas sólo a Dios; y a la gente se la
debe convencer sobre Dios y su deber, sin forzarlos. De este modo, son muy
poderosas las armas de nuestra milicia; la evidencia de la verdad es
convincente. ¡Qué oposición se hace contra el evangelio, por parte
de los poderes del pecado y de Satanás en los corazones de los hombres! Pero
véase la victoria que obtiene la palabra de Dios. Los medios señalados, por
débiles que puedan parecerles a algunos, serán poderosos por medio de Dios. La
predicación de la cruz hecha por hombres de fe y oración siempre ha resultado
fatal para la idolatría, la impiedad y la maldad.
Vv. 7—11. Pablo era vil y despreciable a ojos
de algunos, en cuanto a su apariencia externa, pero esta era una regla falsa
para juzgar. No debemos pensar que nadie, salvo nosotros, pertenece a Cristo.
No miremos las cosas por su apariencia externa, como si la falta de tales cosas
demostrara que un hombre no es un cristiano real, o un ministro fiel y capaz
del humilde Salvador.
Vv. 12—18. Si nos comparáramos con quienes
nos superan, eso sería un buen método para mantenernos humildes. El apóstol se
establece una buena regla de conducta, a saber, no jactarse de cosas sin su
medida, que fue la medida que Dios le asignó a él. No hay fuente de error más fructífera
que juzgar a las personas y las opiniones por nuestros propios prejuicios. ¡Qué
común es
que las personas juzguen su propio carácter
religioso por las opiniones y las máximas del mundo que los rodea! ¡Pero qué diferente es la regla de la palabra de Dios! De todo el
halago, el peor es el halago de sí mismo. Por tanto, en vez de alabarnos a
nosotros mismos, debemos esforzarnos por ser aprobados por Dios. En una
palabra, gloriémonos en el Señor nuestra salvación, y en todas las demás cosas
sólo como pruebas de su amor, o como medios de fomentar Su gloria. En lugar de
alabarnos nosotros mismos, o de buscar la alabanza de los hombres, deseemos
sólo la honra que procede de Dios.
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