viernes, 28 de noviembre de 2014

PARE, MIRE Y ESCUCHE

PARE, MIRE Y ESCUCHE
Salmo 121 RV60 - Cántico gradual
1 Alzaré mis ojos a los montes;
    ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.

Introducción
El verbo con el cual comienza este pasaje de las Escrituras es crucial para entender y comprender este pasaje. Este nos indica desde ya, que algo debemos hacer antes de pedir, esperar, solicitar alguna bendición o señal de lo alto. Alzar es un verbo que indica una acción tal como: elevar, izar, levantar, encaramar, subir, empinarse, encumbrarse y su antónimo, es decir, lo contrario, indica la acción de “bajar” o “descender”.
Con todo, la vida es una oportunidad para resolver problemas. Los problemas que enfrentamos muchas veces nos pueden derrotar, nos hacen bajar lo brazos o bien nos permiten desarrollarnos dependiendo de cómo respondamos a ellos.

Solo tenemos dos opciones a escoger:

·         Los ignoramos 
·         Los enfrentamos al reconocerlos y así aprendemos y crecemos.

A la luz de las Sagradas Escrituras, consideremos algunos sabios consejos.

1.- PARE, MIRE, ESCUCHE (v.1)
a.      Así como dice el salmista: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?” (v. 1), muchas veces, pasamos de largo por la primera acción y queremos, deseamos que el socorro venga ya lo más pronto posible…!!, pero primero, la Palabra dice: “ALZARE MIS OJOS A LOS MONTES”. Esto implica, detenerse, analizar, calmarse, meditar para no hacer nada que no corresponda.
b.      Hay montes que se levantan en nuestra vida, que nos impiden ver lo que pueda estar pasando al otro lado o lo que pueda estarse acercando. Es como si estuviéramos en medio de ese valle de desolación y sólo a nuestro alrededor hay montañas que nos impiden salir de él o ver si viene alguna ayuda de “algún lado”.
c.       Por otra parte, de las dos opciones, la mejor es la segunda, enfrentar los problemas desde la segunda opción, nos permite ver a los problemas como oportunidades. Desafortunadamente, la mayoría de las personas fallan en ver como Dios desea utilizar esos problemas para enseñarnos, para adiestrarnos en algún ministerio o necesidad de la gente, a fin de que al anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1ª Ped. 2:9b), lo hagamos desde la perspectiva testimonial, de la experiencia vivida.
d.      Lo contrario, será tomar la vía de las reacciones apresuradas, el abandono, los resentimientos, que son algunas de nuestras respuestas a los problemas que detienen el proceso de crecimiento, sin considerar el beneficio de la prueba (Santiago 1:3-5). Cada adversidad la podemos cambiar o transformar de amargura a un beneficio. En vez de preguntar ¿Por qué a mí?, mejor digamos ¿Para qué Señor? (Rom. 5:1-6).

2.- MIRAR A LO ALTO (v.2)
a.      En ocasiones, los montes pueden ser mucho más altos a nuestra vista, y sólo estamos mirando a ver por dónde puede estar la salida. Estamos esperando ver esa luz a la distancia que nos indique el camino a seguir. Por eso, tendemos a mirar hacia arriba y exclamar: “¿Cómo podré salir de esta situación?”,“¿Quién podrá ayudarme a salir de esto?”, “¿De dónde vendrá mi socorro?”.
b.      Sin embargo, es en esa posición de impotencia, abandono o descontrol que alzamos nuestros ojos al cielo. Nuestra posición nos obliga a tener que alzar nuestra mirada y exclamar: “Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (v. 2).
c.       La única razón por la que hay oportunidades para salir de alguna situación de dificultad, radica en primer término solo y exclusivamente en la misericordia de Dios. Y esta es la base de la salvación, su gracia infinita. Pero también debemos reconocer que Dios usa los problemas para madurarnos y ¿Cómo se alcanza la madurez?.  Sin lugar a duda, lo cierto es que la madurez se alcanza a través de los problemas resueltos con responsabilidad. Nuestro carácter es edificado cuando respondemos correctamente ante las adversidades de la vida.
d.      Cuando era niño, en cierta oportunidad mire muy alto hacia el cielo, y pude ver una figura humana que la asocié con los años al patriarca Moisés. Experiencia que al día de hoy la recuerdo con gozo. Han pasado muchos años, y esa figura me recuerda que Dios siempre ha estado conmigo.

3.- DE LAS PRUEBAS VENCEDORES.
a.      ¡Debemos reconocer que estamos atravesando por una prueba!. Porque si en los momentos críticos no tienes Palabra de Dios, escucharás al enemigo que te susurrará al oído y eso bajara tu guardia. Por lo tanto debes apoderarte de una de promesa de Dios ¡y sigue adelante…!.

b.      Si te centras en lo que dejas atrás, no podrás ver lo que tienes delante. (Ratatouille).

c.       Las pruebas son como el termómetro con el que se mide nuestra calidad (“para que sometida a prueba vuestra fe, aunque se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado por Jesucristo” (1ª Pedro 1:7). Es allí cuando revisamos nuestra fe, paciencia, amor, mansedumbre y dependencia de Dios, y solo por medio de las pruebas crecemos espiritualmente y obviamente esto es lo que desea el Señor de cada uno de nosotros.
d.    Dígale a su hermana / hermano que está a su lado:Hay alguien mucho más grande que Tú y que Yo”. Más grande y más alto que el monte que se levanta en nuestra vida, y que está allá arriba en los cielos… Ese es nuestro Dios, el creador del cielo y de la tierra, nuestro Padre Celestial, el cual habita en las alturas y mira desde los cielos a la tierra y acude en nuestro auxilio en nuestro socorro. (Sal. 4:3; 33:13; 53:2; 85:11; 102:19).
e.    Él es siempre nuestro oportuno socorro, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones (ver Heb. 4:16; Sal. 46:1). Así como vemos la tierra, plana y redonda, desde la cámara potente de alguna nave espacial (como cuando vemos algún documental por la televisión), así mismo ve Dios la tierra desde las alturas. ¡Las montañas no se ven como montañas! Desde arriba no se puede apreciar cuán alta es la montaña. Así que a Dios no le impresiona nada de eso. ¡Él se enfoca en ti y solamente en ti!.
f.     Por eso es que no tenemos por qué estar atemorizados. Nuestro Dios es alto y sublime, pero también está accesible a nosotros. Él ha dicho: «Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni por siempre estaré enojado, pues decaerían ante mí el espíritu y las almas que yo he creado...Produciré fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca», dice Jehová. «Yo lo sanaré» (Is. 57:15-16, 19). Dios tiene cuidado de sus criaturas, de sus hijos. Sólo espera que le abramos el corazón.
g.   Así que recuerda, cada problema y adversidad es una oportunidad para triunfar y ser vencedor.

4.- LAS PROMESAS DEL SEÑOR
a.      ¡Anímate cristiano y levanta tu rostro! - enfoca tu mirada en Aquel que es tu socorro. Cuando te enfocas en los cielos, lo demás a tu alrededor se vuelve insignificante. Confía de todo corazón en Dios, quien te creó y te conoce, aun desde antes que existieras en este mundo. Él está ahí para sostenerte, para ayudarte y para darse a conocer tal como Él es: El Dios de Toda Paz, el Dios que Provee, el Dios que Sana y el Dios que Te Bendice.
  1. Y te declara Su Palabra en esta hora: “En este instante Yo pienso en ti”, “Yo estoy de tu parte, Yo te ayudaré”, “Yo nunca me olvidaré de ti”, “Yo te haré justicia y defenderé tu derecho”, “Yo te daré la victoria”, “Nada es imposible para Mí”,  “Mis ojos están puestos en ti”, “Yo te sostendré y te libraré”,  “¡Anímate!, ¡Yo he vencido al mundo!”, “Yo hago nuevas todas las cosas”, “Yo te daré consejos y velaré por ti”, “Otra vez abriré caminos en tu soledad y ríos en tu desierto”, “Yo Soy tu Señor, tu Salvador”, “No temas Yo estoy contigo, no te angusties”, “Siempre te ayudaré, siempre te sustentaré”, “Yo te escogí y no te deseché”, “Pon tu esperanza en Mí”,  “Yo me ocuparé de quienes te oprimen”, “Mía es la venganza, Yo pagaré”, “Yo concederé los deseos de tu corazón”, “Nunca te dejaré, jamás te abandonaré”, “Te protegeré por dondequiera que vayas”, “Aún en la vejez, Yo te cuidaré y te sostendré”,  “Yo perdono tus pecados y sano tus enfermedades”, “Yo te daré salud y te curaré y te sanaré”, “Yo enjugaré tus lágrimas”, “Yo sanaré a tu país”, “Yo te haré gozar de Mi salvación”, “Yo nunca torceré la justicia ni el derecho”, “Confía en Mí, ponme a prueba”,  “Llámame y Yo te responderé”. 

Conclusión
Por último, deseo terminar con las sabias Palabra de nuestro Señor:  Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12 LBLA).
Jesús entonces les dijo: Todavía, por un poco de tiempo, la luz estará entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que anda en la oscuridad no sabe adónde va (Juan 12:35 LBLA).

Si haces caso a la Palabra de Dios, tu victoria está en las manos benditas del Señor.

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