Malaquías 1:6-14, 2:1-2
1 6El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?
7En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.
8Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? – Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
9Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos.
10¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.
11Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.
12Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable.
13Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová.
14Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.
2 1Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento. 2Si no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón.
Introducción
El profeta Malaquias, el último de los Profetas Menores, cuyo nombre aparece en el verso 1 del capitulo 1 y significa “mi mensajero o mensajero de Jehová”, desarrolló su ministerio, comunicó la Palabra de Dios, en medio de un gran decaimiento moral y espiritual dentro de la nación Judía. Situación no menos diferente a las que tuvieron que enfrentar tanto Esdras como Nehemías.
Por su libro sabemos que sentía un gran amor por el pueblo de Judá (R.del Sur) y las ceremonias del templo a casi cien años después de su regreso del cautiverio en Babilonia.
Debido que aun se ofrecían sacrificios en el templo, esto nos indica que el templo todavía existía; lo cual sitúa a esta palabra por el año 450 a.C.
Hombres como Malaquías, Nehemías, Esdras, no sólo profetizaron la venida del Mesías, sino que pusieron al descubierto con toda claridad los pecados del pueblo y lo alertaron sobre el futuro y merecido juicio de Dios.
Imaginemos una restauración tan grande provocada y realizada por el Señor luego de su retorno del exilio de 70 años, el pueblo de Israel vivió como una comunidad restaurada en tierras de Palestina. Pero en lugar de aprender de las experiencias negativas de su pasado, y retornar al culto y el servicio del Dios de sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob, se convirtieron en un pueblo inmoral e indiferente.
Las reformas religiosas y políticas iniciadas por líderes como Nehemías y Esdras no previnieron el serio declinar espiritual que se manifestó en medio de este pueblo. Esta grave situación hizo que Malaquías se sintiera profundamente afectado con los problemas de su pueblo. Con fervor y autoridad de Dios se refirió entonces a la apatía colectiva que prevalecía frente a Dios.
I.- Una reprensión por la falta de gratitud a Dios.
a) Pecados ministeriales, pecados que son tan o mas graves que los pecados personales y que trascienden para llegar a aquellas personas a las cuales ministramos.
Teológicamente una persona peca en dos direcciones: Contra Dios y contra las personas. Porque viola lo prescrito (lo que no se debe hacer), viola la relación de amor, de amistad, de confianza entre él y los demás.
Pecados mas frecuentes:
Matrimonios mixtos con mujeres extranjeras.
Adulterio, fornicación (Incluso adulterio en la Palabra), miradas furtivas, palabras dichas con descuido (groserías), Inseguridad, mensajes y estudios de poca calidad, poca o nula paciencia, diálogos bruscos, exclamaciones poco espirituales, miradas de juicio.
Ofrendas inaceptables y defectuosas.
Ofensas a Dios por ofrendar lo vil lo dañado y no lo más excelente.
Corrupción, engaño de los sacerdotes o ministros.
Juicios a diestra y siniestra.
Legalismo exacerbado.
Actitud relajada y permisiva (tomar con ligereza el ministerio) en contraste con el celo inicial de los que habían. retornado del exilio en Babilonia, lo que provoco un sincretismo religioso.
(Sincretismo = Sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes. Se puede referir a la combinación elementos de dos creencias religiosas distintas).
b) Debe ser una honra muy grande estar en el ministerio, Dios se complace de que estemos haciendo su voluntad, pero más se alegra cuando somos ministros sabios y verdaderos que hablamos la verdad de la Palabra del Señor.
Los sacerdotes debían entregar la luz de la Palabra de Dios pero ellos ofrecían un culto adulterado v.1:6-7.
II.- Contaminación religiosa v.1:6–3.15.
a) Falta de reverencia en el culto a Dios. Los sacerdotes debían ofrecer lo mejor, lo perfecto y debido a que se habían relajado traían lo cojo, lo enfermo, lo dañado. No había un cuidado para con Dios en las cosas Santas. Ya que El es Santo, él anhela lo santo, lo apartado para él y no lo profano de nosotros, no lo que está contaminado con el mundo, porque el que se hace amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios (Stgo. 4:4).
Perder la reverencia ante Dios es perder el temor a Dios. Les da lo mismo entregar cualquier palabra, que esta desoriente, engañe o cause la perdición de otros. Si Ud. Está aquí es para ser enseñado, ser instruido con el fin de que cuando sea el momento Ud. pueda entregar una buena palabra, una buena orientación a quien se lo requiera, una buena enseñanza al pueblo de Dios.
Se suele decir que un cristiano bien preparado en la Palabra de Dios, Satanás jamás podrá derribarlo.
b) Otro aspecto que debemos considerar es que se ha deshonrado el nombre de Dios con ofrendas inaceptables (1.6–9, 13, 14).
Hoy en día, da lo mismo “entregar cualquier cosa”, Caín y Abel, ambos dieron su ofrenda, pero solo una de ellas agrado a Dios. Mientras Caín, que era agricultor (Gen 4:2), llevó cualquier cosa, su hermano Abel, que era pastor, ofrendó lo mas excelente a Dios, tomo una ofrenda de los primogénitos de su rebaño, la oveja mas gorda la cual crió, la alimentó, se esmeró en ella para dar lo mejor y mas excelente ante Dios.
Hoy en día, el primer pecado de los ministros es entregar cualquier cosa a la gente, cualquier palabra, no se preparan ¡¡ y ante Dios siempre hay que dar lo mejor...!!. Debemos prepararnos: Una vida de devoción, con pasión con la cual sirvamos al Señor. Sino, solo seremos un “Címbalo resonante” o en buen chileno un “Tarro con piedras”.
c) El culto como carga pesada v1:13. El segundo pecado de los ministros hoy en día, es la pérdida del llamamiento.
i) Han dicho “Que fastidio” hacer esto, lo otro. Tener que orar, recoger ofrendas, Diezmos, ¡Que fastidio! Otra vez al culto, otra vez la iglesia.
ii) Caemos en legalismos, inventando reglas y tradiciones que son una pesada carga que atan a muchos y desorientan a otro tanto de personas. Porque no han puesto sus ojos en el Señor.
iii) Criticas ácidas, lo único que vemos en este tipo de ministerios son criticas, murmuraciones y esto trae condenación. Pues son ataduras de las cuales hay que liberarse. Pero para que halla un rompimiento “HAY QUE VOLVER A LA PALABRA”. Porque la rebelión solo causa muerte y destrucción. (Num. 16-17).
III.- Colaboradores en el ministerio.
a) Dios nos llamo a colaborar con la obra y no ha destruirla. Debemos ayudar y contribuir en el lugar en que Dios nos puso.
b) Cuando no colaboras es porque estas perdiendo de vista el llamamiento con el cual fuimos llamados.
a. Para ir a un mundo que se pierde.
b. Para proclamar las verdades de Dios.
c. Es verdad que muchas veces estaremos cansados, pero Dios es fiel para darnos fuerza.
c) Cuidemos de no perder de vista el propósito del llamamiento Santo.
d) Hemos sido llamados por Dios a cumplir su Palabra (Josué 1:8-9).
IV.- Otro pecado ministerial es la falta de honestidad con Dios v.1:14.
a) Dice, “maldito” aquel que es deshonesto con Dios.
b) Cambiaban el animal perfecto por uno defectuoso, lo hacían para aparentar y al momento del sacrificio, lo reemplazaban por un animal enfermo.
c) Alguien le ofrece a Dios lo bonito, pero cuando llega la hora de darlo no se lo damos. (En la calle venden Mp4, Tv pequeñas y al final solo entregan arena).
d) Si le has ofrecido al Señor lo mejor, ¿Se lo has dado?...
e) En este pasaje aparece por primera vez la palabra Maldito y esto nos recuerda el pecado de Ananías y Safira (Hch. 5). Ellos engañaron a Dios, no le dieron a Dios lo que habían prometido darle.
a. No hay tiempo para Orar.
b. No hay para darle el diezmo
Todo esto repercute en la gente a la que ministramos, si somos mediocres, la gente a la cual ministremos también será mediocre.
“Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después.” (1 Timoteo 5:24)
“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bienreprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que hacen en secreto.” (Efesios 5:11-12)
“En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretosde los hombres, conforme a mi evangelio.” (Romanos 2:16)
Conclusión
Los que tienen mayor responsabilidad ante todo lo expresado son los líderes y los ministros ya que de los labios del ministro solo debe salir la sabiduría necesaria para guiar a quienes están necesitados. Si amamos a Dios como decimos que le amamos, entonces eso debe verse en nuestra vida, en nuestro testimonio y en nuestro ministerio.
Cada uno de los que estamos en los caminos del Señor, tenemos un ministerio que desarrollar, en nuestro hogar, la familia, los amigos. “Toda semilla de maldad produce frutos de maldición que afectara a generaciones”. Dios no nos llamo a maldecir sino a bendecir y por tal motivo es que debemos procurar ser nosotros la mejor ofrenda para el Señor.
No olvidemos, el ministro de Dios es humano. No es un "cristiano sobrenatural, intocable, invencible", cuando de las tentaciones trata. Sufre pruebas y tentaciones como cualquier otro discípulo del Señor. Pero, tal como "cualquier otro," debe resistir con todas sus fuerzas. ¡Aún más, mucho más, que "cualquier otro", debe luchar, porque es maestro, y el que es maestro tiene más responsabilidad, ya que está delante del público y delante de la Iglesia como guía de las almas. (Santiago 3:1) Por lo tanto, amados ministros de Jesucristo, esforcémonos y apoyémonos mutuamente para evitar esas caídas desastrosas. Edifiquémonos y apoyémonos los unos a los otros para mantener nuestro testimonio intachable. Que ninguno de nosotros dé "lugar al diablo." (Efesios 4:17). Amén.
Le ama en Cristo el Señor,
Sergio Contreras Peralta
1ª Cor. 4:1Santiago de Chile, 22 de Abril de 2008.
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