miércoles, 24 de octubre de 2007

DE LAS TRIBULACIONES DE LA VIDA

La Base Bíblica se encuentra en el Libro de los Hechos capítulo 14 (Todo el capítulo en su contexto).

1 Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos y hablaron de tal manera que creyó un gran número, tanto de judíos como de griegos.
2 Pero los judíos que no creyeron incitaron y malearon el ánimo de los gentiles en contra de los hermanos.
3 Con todo eso, ellos continuaron mucho tiempo hablando con valentía, confiados en el Señor, quien daba testimonio a la palabra de su gracia concediendo que se hiciesen señales y prodigios por medio de las manos de ellos.
4 La gente de la ciudad estaba dividida: Unos estaban con los judíos, otros con los apóstoles.
5 Como surgió un intento de parte de los gentiles y los judíos, junto con sus gobernantes, para afrentarlos y apedrearlos, 6 se enteraron y huyeron a Listra y a Derbe, ciudades de Licaonia, y por toda la región de alrededor. 7 Y allí anunciaban el evangelio. 8 En Listra se hallaba sentado cierto hombre imposibilitado de los pies, cojo desde el vientre de su madre, que jamás había caminado.
9 Este oyó hablar a Pablo, quien fijó la vista en él y vio que tenía fe para ser sanado.
10 Y dijo a gran voz: — ¡Levántate derecho sobre tus pies! Y él saltó y caminaba.
11 Entonces, cuando la gente vio lo que Pablo había hecho, alzó su voz diciendo en lengua licaónica: — ¡Los dioses han descendido a nosotros en forma de hombres! 12 A Bernabé le llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque era el que llevaba la palabra. 13 Entonces el sacerdote del templo de Zeus, que quedaba a la entrada de la ciudad, llevó toros y guirnaldas delante de las puertas de la ciudad, y juntamente con el pueblo quería ofrecerles sacrificios.
14 Cuando los apóstoles Bernabé y Pablo oyeron esto, rasgaron sus ropas y se lanzaron a la multitud dando voces 15 y diciendo: — Hombres, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres de la misma naturaleza que vosotros, y os anunciamos las buenas nuevas para que os convirtáis de estas vanidades al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.
16 En las generaciones pasadas Dios permitió que todas las naciones anduvieran en sus propios caminos; 17 aunque jamás dejó de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, dándoos lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría.
18 Aun diciendo estas cosas, apenas lograron impedir que el pueblo les ofreciese sacrificios.
19 Entonces de Antioquía y de Iconio vinieron unos judíos, y habiendo persuadido a la multitud,
apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad, suponiendo que estaba muerto.
20 Pero los discípulos le rodearon, y él se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente partió con Bernabé para Derbe.
21 Después de anunciar el evangelio y de hacer muchos discípulos en aquella ciudad, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 fortaleciendo el ánimo de los discípulos y exhortándoles a perseverar fieles en la fe. Les decían:
“Es preciso que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”
23 Y después de haber constituido ancianos para ellos en cada iglesia y de haber orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. 24 Luego de atravesar Pisidia, llegaron a Panfilia; 25 y después de predicar la palabra en Perge, descendieron a Atalia.
26 De allí navegaron a Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían acabado.
27 Después de llegar y reunir la iglesia, se pusieron a contarles cuántas cosas había hecho Dios con ellos, y cómo él había abierto a los gentiles la puerta de la fe. 28 Y se quedaron allí por mucho tiempo con los discípulos.
(Versión Reina Valera Actualizada.)


Texto clave 14:22 "fortaleciendo el ánimo de los discípulos y exhortándoles a perseverar fieles en la fe. Les decían: “Es preciso que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”

Introducción

Vivimos en una sociedad postmoderna en donde el tiempo vuela, todo lo hacemos corriendo y en donde cada instante cuenta; ¿con qué fin?, con el fin de
tratar de no equivocarnos. Es el tiempo de las supercomputadoras, los superconductores, de la nanotecnología, de la sopa y del puré instantáneo. Hemos creado super procesadores con el fin de ayudar al ser humano en su trabajo y así poder realizar un sinnúmero de tareas de la manera más rápida y eficiente posible. Todo está pensado para ayer, es decir, lo que Ud. está haciendo en su trabajo debe estar terminado lo antes posible y así, vivimos apurados el hoy.

Bajo este pensamiento “acelerado”, los jóvenes de ahora no quieren acumular experiencias, si hay algo que no les funciona a la primera, lo desechan, se aburren, porque quieren que todo sea rápido y les resulte sin mayores inconvenientes. Pero a decir verdad, la vida no es así; o como diría el predicador de Eclesiastés: “Todo tiene su tiempo” (aunque nos cueste trabajo aceptarlo). La vida de fe nos ha enseñado que en la universidad de Dios las cosas no resultan ser de esta forma. Muchas veces debemos pasar por experiencias de pruebas en las cuales nuestra fe deberá ser formada y fortalecida y eso requiere tiempo.

Sin lugar a dudas que el vivir este tipo de situaciones de pruebas y experiencias difíciles, no necesariamente quiere decir que tal o cual persona esté en pecado, sino más bien, Dios tiene que cumplir en ella sus propósitos y con ese fin ésta persona está siendo formada en su fe, en su carácter, pero bajo la mirada escrutadora y misericordiosa de nuestro Padre celestial.

Cuando comencé mis primeros pasos en el discipulado, una de las primeras cosas que nos advirtió el pastor fue que al enseñar o al predicar de Cristo, no podemos enseñar que tomar la senda de la fe y comenzar a vivir bajo los principios de vida cristianos, automáticamente esto sea una garantía de que los problemas en nuestras vidas se acabaron, todo lo contrario, de maneras muy diversas puedo afirmar que a partir de ese momento, lo problemas comenzaron, efectivamente, cuando nuestra vida se ve confrontada con la vida de Jesús nos damos cuenta que son innumerables las áreas en las cuales nuestra forma de vivir la vida debe cambiar, debe ser transformada y formada por el Señor y eso muchas veces será sinónimo de mucho dolor, porque nadie quiere cambiar de buenas a primeras. Será un proceso difícil tal vez, el cual involucre tiempo, pero lo maravilloso de todo esto es que siempre estaremos acompañados en nuestro andar por nuestro Señor Jesucristo.

Los seguidores del Señor Jesús no podemos darle a la gente la idea de un evangelio que es como un seguro de vida. Apenas usted lo toma, nada malo ocurrirá, ¡Tremendo error!. Esto provoca la desilusión de decenas de personas. Por eso es muy necesario el discipulado con amor, con el fin de tomar de la mano al creyente, guiándolo con el fin de impartirle experiencias de vida, no solo conocimiento Bíblico. De esta forma el creyente podrá estar preparado para enfrentar todo tipo de períodos de adversidad.

I ) Una fe resistente.

En la vida uno tiene que aprender muchas cosas, a corta edad debemos aprender a pararnos, a confiar en la mano amorosa de nuestros padres. En la vida cristiana debemos aprender a vivir por fe y mejor aun, y es lo más difícil, debemos aprender a dar verdaderos pasos de fe. Una fe inconmovible, resistente a todo y esto requiere ejercicio espiritual, preparación y muchas veces eso lleva tiempo. Pero es el Espíritu Santo quien nos guía en esta ardua tarea. Lo mejor de esto será aprender a distinguir en nosotros la voz de Dios. Así como Jesús tuvo que aprender, a conectar y estar alerta para cualquier comunicación del Padre. El aprendió a escuchar en medio de los ruidos de la vida, en medio de los empujones y presiones por los que paso, él supo distinguir la voz de su Padre. Incluso se escapaba de tiempo en tiempo, en medio del silencio de la noche para estar a solas con Dios y disfrutar así ininterrumpidamente de la comunión con Su Padre. Porque sabía las limitaciones a las cuales estaba expuesto y había aceptado en obediencia. En Juan 5:30, Jesús dice: “No puedo hacer nada por mi mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.”

No importa lo que suceda, debemos aprender a perseverar y mantenernos firmes ya que el sufrimiento y nuestras propias limitaciones nos revelan la eternidad. Al tiempo que el sufrimiento muestra lo que hay en nuestro corazón, también nos ayuda a ver la eternidad y produce en nosotros esperanza. Es en este punto que 2ª Cor. 4:16-18 resulta admirable. Pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. Aquí el Apóstol nos enseña a mirar con los ojos de la fe el camino que Dios ha trazado para nuestras vidas.

Será este peso de gloria eterna el que exceda en gran manera a nuestro dolor temporal y pasajero, ese es el mejor regalo que Dios nos tiene reservado, para vivirlo hoy aquí en la tierra, no mañana, no será mas allá del sol, es aquí y ahora que sus promesas cobran cada día más validez y esto debes recibirlo en fe, ¡ tómalo es para ti ¡.

Frente a tanto problema, aprendamos del apóstol Pablo cuando dijo :”A los que aman al Señor Todas las cosas les ayudan a bien, esto es a los que conforme a sus propósitos han sido llamados”. Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos al reino de los cielos. A partir de estas formidables declaraciones del apóstol, podemos entender la consecuencia de vida de este y de porque su ministerio fue tan exitoso y del cual hasta el día de hoy comentamos. Si para Pablo las leves tribulaciones producían en él un mayor camino de gloria, las piedras, los azotes dejaban sus huellas en el cuerpo de Pablo, pero su corazón se llenaba no de odio, sino de saber que estaba cumpliendo la perfecta voluntad de Dios. El estaba yendo al blanco, a la meta señalada y eso le permitía superar cualquier tipo de obstáculo, porque cuando Dios viene a la vida del creyente, él nos da un sentido para vivir, una pertenencia, dejamos de ser extranjeros, ya no más advenedizos, es decir, aquella persona que se introduce en un grupo social o llega a ocupar una posición que, en opinión de los que ya estaban allí, no le corresponde por su condición o por sus méritos.

Él aprendió que necesitamos ir a la Palabra de Dios para ser guiados y fortalecidos, mayor es el que está en nosotros que contra nosotros... El es quién venció, el que está sentado a la diestra de Dios Padre, él manifestara su gloria por medio de nuestras tribulaciones... y estas son inevitables, pero la palabra nos recuerda y nos dice...”Toma aliento”, fortalécete en Dios. No nos neguemos a escuchar este tipo de palabras, recordemos siempre que el Señor nos dice: “No te dejaré, ni te desampararé”.

En Santiago 1:2-4 Se nos hace saber que las pruebas son necesarias: "Hermanos míos, tenedlo por sumo gozo cuando os encontréis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Pero que la paciencia tenga su obra completa para que seáis completos y cabales, no quedando atrás en nada." (V.RV. Actualizada).

En 1ª Pedro 1:7 nos dice: ” para que la prueba de vuestra fe — más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego — sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo. “(V.RV. Actualizada).

Dios a quien ama enseña y corrige con el fin de que la inversión que él ha hecho en aquellas personas no se pierda. Para Dios sería muy fácil usar a mucha gente que aparentemente está dispuesta, pero cuyo carácter y corazón aun no están preparados para la obra del ministerio. Aunque Pablo cayó del caballo, él no comenzó a predicar y a enseñar de inmediato, el tuvo un tiempo en que Dios lo preparó para el ministerio que habría de tener (Gálatas 1:11- 2:2).

Fue así que apóstol supo perseverar, Dios le había asignado una tarea y este no se rindió, siguió, y luchó más no se iba a rendir. Frente a este escenario, muchos de nosotros humanamente hubiésemos “tirado la toalla”, nos hubiésemos rendido. No basta solo la fuerza humana en éste tipo de situaciones. Constantemente necesitamos la fortaleza del Señor para derrotar el desánimo. Tiene que existir algo más poderoso dentro de nosotros que nos de la visión, la fortaleza y la valentía para dar la milla extra e ir más allá de cualquier pensamiento de temor o fracaso. Para nosotros los cristianos, esta fuerza sustentadora tiene un solo nombre y ese es nuestro Señor Jesucristo.

Sin la dirección y fortaleza que nos da Cristo, rápidamente nos rendiríamos y abandonaríamos nuestra misión. Pero una perseverancia y constancia así solo puede ser dirigida por Dios y con ese fin, será el Espíritu Santo quien nos mantenga en medio de todas las aflicciones y dificultades por las cuales debemos pasar con el fin de ver cumplidos los propósitos de Dios en nosotros.

· No olvidemos que si experimentamos algunas tribulaciones, es porque Dios las usará para disciplinar a sus hijos y enseñarnos a ser fieles a El, como obreros preparados y capacitados para toda buena obra del ministerio. Pablo esperaba pasar por varias tribulaciones en su trabajo misionero (2 Corintios 1:4, 6, 8; 2:4; 4;8,17; 6:4-10; 7:4f; 11:16; 12:10; Efesios 3:13; Filipenses 4:14; 1 Tesalonicenses 3:4,7). ¿Por que deberíamos de esperar nosotros algo diferente?.
· Las tribulaciones son íntegramente dentro de la voluntad de Dios, y él las usa para fomentar pureza moral y un carácter compasivo en el creyente (Romanos 5:3-4).
· Las tribulaciones son inevitables para los creyentes en Cristo. ¿Cuál deberá de ser nuestra actitud? Romanos 5:3-5 dice, "Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; por que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado." Romanos 8:35 dice, "¿Quién nos separara del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?".
· La adversidad nos conecta con el corazón de Dios. Esta es la razón por la que las personas pueden alcanzar sus metas aún cuando la adversidad se vuelva demasiado fuerte.

II) La perseverancia nos enseña.
· La diferencia que hay entre tener un fracaso y ser un fracasado. El ser apedreado no parece ser un hecho victorioso. Sin embargo, Pablo consiguió tener la perspectiva de Dios en cuanto a su situación y reconoció el valor de la misma. En tiempos de derrota, nunca sabemos lo cerca que estamos de la victoria.

Florence Chadwick, Ella fue la primera mujer que cruzó a nado el canal de la Mancha entre Inglaterra y Francia. El día 4 de Julio de 1951, ella quería nadar entre la isla de Santa Catalina y la costa de California. No logró su objetivo. El problema no era que el agua estaba fría, ni que había tiburones, ni que tenía que estar nadando 15 horas y media. Ella tuvo otro problema, la neblina se asentó y ella no podía ver hacia dónde estaba nadando. Estaba tan solo a 500 metros de la meta y de lograr su objetivo. Cuando se dio cuenta de lo cerca que estaba de su meta, ella dijo: “No tengo excusas, simplemente no podía ver mi meta. De haber sabido que estaba tan cerca, hubiera continuado nadando. Si alguien me hubiera dicho lo cerca que estaba, no me hubiera rendido”.

Tiempo después lo intentó otra vez, vino la neblina, pero ella ya sabía dónde estaba y no se rindió. Llegó a la meta estableciendo un nuevo record mundial, mejorando el anterior en dos horas.

· Que una prueba o un período de adversidad no significan que debemos dejar de buscar con afán nuestros objetivos.
· Que en todo fracaso, Dios ha plantado una semilla de éxito. El fracaso nos enseña a ser perseverantes y firmes en cuanto a nuestra vida y a nuestros deseos.
· A sepultar nuestros fracasos. Aprenda una lección de ellos, pero no los ponga en un marco ni los cuelgue en la pared de sus emociones, para estar mirándolos todo el tiempo, recuerde que él hace todas las cosas nuevas.
· A nunca culpar a los demás por nuestros errores o dificultades. En tiempos de dificultad, necesitamos pedirle a Dios que nos muestre lo que Él quiere que aprendamos. Si les echamos la culpa a los demás por lo que estamos experimentando, no sólo no entenderemos la lección de Dios, sino que también perderemos la oportunidad de tener Su bendición para nuestras vidas.
A partir del capítulo 39 del libro de Génesis la Biblia nos aporta un relato muy sabroso sobre este tema. José, hijo de Jacob unos de los patriarcas de Israel, un soñador, fue vendido por sus hermanos a los mercaderes ismaelitas. Llegó a Egipto, estos mercaderes lo vendieron como esclavo a un funcionario oficial de faraón llamado Potifar. Y estando allí, lejos de su casa, lejos de su familia y de todos sus afectos, la Biblia afirma que “Jehová estaba con él y fue un varón prospero”. A pesar de todo lo que tuvo que vivir, fue un esclavo próspero – parece contradictorio, ¿no es así?.
Cuando se tiene un sueño de Dios en el corazón, es imposible dejar de experimentar este tipo de situaciones, las tenemos que vivir por duras o negativas que nos parezcan. Pareciera que cada vez nos alejamos más y más de nuestra meta. Luego vienen las murmuraciones de nuestra propia familia, las críticas, de pastores y amigos. Será en ese preciso instante en que tendremos que escoger, o abrazamos el desaliento y renunciamos a nuestro sueño, o nos valemos de la fe y de la convicción de nuestro llamado, nuestro sueño y perseveramos para seguir adelante... Eso fue lo que paso con José, él tuvo sueños de Dios en su corazón y eso lo mantuvo firme para cumplir el rol por el cual Dios le había llamado.
En un tema anterior al respecto escribí: “Es posible que en tu vida hallas experimentado mas de alguna situación desagradable, un fracaso que te llevo a sentirte decepcionado(a), tal vez herido(a). El día 11 de Febrero de 2007 junto a mi esposa tuvimos que regresar a Chile desde Melbourne, Australia, con mucha pena ciertamente, pero concientes de haber cumplido en parte la misión que el Señor nos había encomendado. Nos acompaño en todo momento la sensación de que algún día volveremos, más temprano que tarde, pues sabemos lo que Dios desea de nosotros y lo que debemos hacer, pero no sabemos ni el cuándo ni el cómo lo hará el Señor, ni a quien ocupará para tal bendición, pero El es fiel, y estaremos esperando el cumplimiento definitivo de su promesa. Por de pronto, tengo la seguridad de que Dios está trabajando con esta tierra. – Si algo aprendí de mi visita a Australia, fue que mi fuente es Dios. El es mi proveedor aquel que garantiza mi pan de cada día, el maná diario. Mi fuente no es ni la gente, ni Australia, es Dios, y eso me da paz. La paz del mundo viene de afuera, pero esa paz no es garantía de nada, y como mi fuente es Dios es El quien me da la paz, y por esa razón el éxito, mi éxito está en sus manos, El es mi garantía al éxito, no la denominación, ni mis hermanos, ni mis primos, ni mi familia, es Dios, mi Padre celestial. La paz de Dios viene de adentro hacia fuera y ésta no depende de las cosas, ni de las circunstancias, es Dios. Y en esa paz es que puedo pararme en un pulpito a entregar una Palabra que considero es lo que Dios me ha entregado para compartir, con su autoridad, con su gracia y su unción. De esto nadie nos podrá separar, porque el amor de Dios no está sujeto a nuestras circunstancias sino a su gracia y misericordia que es nueva cada día sobre nosotros, al deseo de Dios que sus propósitos se cumplan en nuestras vidas.” (Ref. Dones Frutos y Carácter).

III) Desarrollamos un espíritu de perseverancia cuando.
· Establecemos objetivos que exigen nuestros mejores esfuerzos.
· Permitimos a Dios que desarrolle Sus deseos dentro de nuestro corazón. Pablo no pidió ser misionero; ese pensamiento jamás le pasó por la mente hasta que conoció al Salvador. Después de eso, el amor de Pablo por Dios creció inmensamente. Dentro de él surgió el deseo de predicar el evangelio a judíos y a gentiles. Su visión crecía al mismo tiempo que aumentaba su intimidad con el Señor y comprendía que el amor de Dios era lo único que necesitaba en su vida.
· Mantenemos nuestra mirada puesta en Cristo, no en las dificultades que surgen en nuestra vida.
· Rechazamos dar oídos a la crítica.
· Buscamos una lección personal en tiempos de derrota.
· Practicamos el autocontrol. La perseverancia nos exigirá que mantengamos nuestra mente enfocada en Cristo y en la meta, no en nuestros sentimientos. Los sentimientos no son el mejor barómetro emocional. Si usted quiere saber cómo le va en el logro de sus metas, pídale a Dios que se lo confirme a través de su Palabra.
· Creemos que podemos alcanzar nuestras metas.
· Confiamos en que Dios nos dará el poder para perseverar.
Lo mas probable es que usted nunca se halla fijado metas en la vida. Y si es cristiano, es posible que nadie en su iglesia lo halla motivado alguna vez a fijar metas en el Señor con el fin de servir a su causa, solo se ha conformado con militar en una congregación y así han pasado los años y Ud. hoy siente que ha estado solamente marcando el paso, pues bien, así me sentí yo muchas veces, donde hubo pensamientos de fracaso e incompetencia, más Dios hizo que mi vida cambiara
¡¡ y El puede hacer lo mismo por Ud. hoy !!. El no lo ha abandonado y nunca lo hará, porque su amor es constante e incondicional, nunca es demasiado tarde para buscar con afán la meta o sueño que tuvo antes en su vida o para encontrarla hoy en el Señor. Yo le desafío a resucitar cualquier meta del pasado con el fin de servir al Señor por medio de los dones que El ha depositado en Ud., luego, dé un paso adelante para lograrlos sabiendo plenamente que Cristo le dará el poder, lo fortalecerá y le proporcionará todo lo que usted necesita para lograr sus metas, no importa cuáles sean, una profesión universitaria, leyes, medicina o tal vez matemáticas, no solo desde el púlpito se sirve al Señor.
El Señor te dice en este día que cualquier problema que hallas vivido, cualquier trauma en tu vida que marco un antes y un después el Señor tiene el poder para sanarlo y darte una nueva oportunidad. Si estás en Dios, un abuso, un engaño amoroso o un divorcio, no tiene el poder para quitarte los mejores días que te restan de vida para ofrendársela a Dios. Satanás es un enemigo que ha sido derrotado y no tiene poder para tocarte y menos destruirte. Dios está de tu parte y con él siempre serás un(a) vencedor(a)...!!

Al finalizar, deseo invitarle a tener un momento de oración: “Señor, al ir ante tu presencia en esta hora, deseamos entregarte todas nuestras cargas, nuestras dudas y nuestros dolores para descansar en Ti. Padre Celestial, tú tienes la provisión que sanará nuestro corazón y nos levantará de aquellos momentos de tribulación por los cuales hemos estado atravesando. Gracias Señor porque podemos confiar en Ti, porque tus promesas aun están vigentes en Tu Palabra y en ellas depositamos con toda nuestra fe los momentos por los cuales hemos estado viviendo, concientes de que Tu eres Todopoderoso y que son tus manos llenas de amor las que nos sostienen, nos cubren y protegen. Contigo veremos la luz del nuevo día en donde todo será mejor para la Gloria de tu precioso nombre. Te lo pedimos y te lo agradecemos, en el nombre de tu hijo amado nuestro Señor Jesucristo - AMÉN”.

Si oró conmigo, no siga mirando sus problemas, sino la victoria que Dios está produciendo en estos momentos en su vida...!!!

Les ama en Cristo Jesús
Sergio Edo. Contreras Peralta.

sergiotorys@gmail.com

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